A Emilio Jardón Dato

Autores/as

  • Fernando Álvarez-Blázquez Fernández Director Provincial. Instituto Nacional de la Seguridad Social. Pontevedra

DOI:

https://doi.org/10.4321/s0465-546x2021000300003

Resumen

A mi amigo Emilio Jardón Dato

Quiero situar que estas letras son la consecuencia de una petición de María Jesús Terradillos García, Directora de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo, para que escriba unas palabras en memoria de Emilio y no me puedo negar, sino que, bien al contrario, le agradezco que cuente conmigo porque me da la oportunidad de manifestar mis sentimientos y mi reconocimiento al médico compañero de trabajo que fue mi colaborador y también mi maestro y amigo en aspectos que más adelante relataré.

El 20 de agosto pasado recibí la triste noticia del fallecimiento de mi querido amigo y compañero de trabajo Emilio Jardón Dato. Sabía de sus múltiples padecimientos que con el tiempo se fueron agravando inexorablemente, aunque la lucha que mantuvo en los últimos años fue dura y penosa. No obstante, siempre mantuvo un ánimo paciente, discreto y silencioso procurando no trasladar nunca penuria ni compasión.

Para aquéllos que no le habéis conocido en profundidad, tengo que iniciar esta sucinta memoria señalando que Emilio era diplomado en Sanidad, en Medicina de Empresa y en Valoración Médica de Incapacidades, especialista en Medicina del Trabajo e inspector médico del cuerpo de médicos Inspectores de la Administración Sanitaria de la Seguridad Social. Además de esta formación especializada desarrolló su trabajo como un auténtico experto en diversas materias de seguridad social en las cuáles su titulación médica juntamente con el conocimiento de la legislación en materia de seguridad social y con la aplicación laboral son imprescindibles para llegar a una confluencia que permita establecer líneas de trabajo acertadas, y Emilio fue un profundo y experto conocedor de estos pormenores.

En el año 2000 me incorporé al Instituto Nacional de la Seguridad Social, tras un amplio periplo en diversas unidades del Instituto Social de la Marina que no vienen al caso. A mi llegada a los servicios centrales del INSS, inicialmente como vocal asesor de la Dirección General, tuve mi primer encuentro con Emilio y a partir de ese momento y durante un espacio de 12 años la oportunidad y la suerte de poder contar con su asesoramiento y sus enseñanzas. Mi primera sorpresa cuando empecé a informarme de nuestro equipo humano fue que Emilio conocía a todos y cada uno de los médicos repartidos por la geografía española del INSS y tenía datos en su memoria que siempre me sorprendieron sobre nombres, edades, hijos, y circunstancias laborales de cada uno de ellos. Conocía en detalle qué pasaba en las unidades médicas de las provincias en las que el INSS tenía implantación.

A mi llegada al INSS me ayudó a refrescar mis conocimientos sobre las prestaciones de seguridad social, que mi larga estancia en el ISM había lanzado, proyectado, enredado en el conocimiento de la sanidad de la gente de mar como consecuencia de mi dedicación a la sanidad marítima y posteriormente a los múltiples programas sociales, prestaciones de empleo y desempleo y un largo etcétera del colectivo incluido en la seguridad social de la gente de mar. Por tanto, al atracar en el INSS necesitaba reflotar en mi memoria las prestaciones del régimen general, de autónomos, la incapacidad temporal y permanente, las determinaciones de contingencia, la conexión con las mutuas, los convenios con las comunidades autónomas y un largo etcétera que Emilio pacientemente, tal y como era, me fue refrescando, convirtiéndose en mi faro, en mi guía. Emilio profesor y ayudante fiel en los inicios del impulso de las unidades médicas del INSS entonces sin estructurar e impulsor de directrices que unificasen criterios, medios, impulsos, etc. 

Su semblante serio e introspectivo encajaba y contrastaba con un hombre simpático, irónico, independiente, autónomo, laborioso, meticuloso y solitario. Atesoraba en este envoltorio múltiples virtudes que a veces escondía y otras disimulaba, porque no tenía ningún afán de protagonismo. No se exteriorizaba, pero en este silencio era acogedor y compañero.

Quisiera destacar su labor docente, su espíritu de coordinación y unificación de los criterios médicos que debían inspirar la labor de los facultativos del INSS, su trabajo de recopilación y traslado de los manuales de trabajo y de múltiples publicaciones que ayudaron y ayudan a los médicos del INSS en su labor diaria. Trabajo como siempre silencioso y atinado que desarrollaba como era él: silenciosamente, sin darse mérito, pero de un modo efectivo y paciente.

Le gustaban los días de “orbayu” que le ataban a sus raíces asturianas y huía del sol luminiscente y de los calores para pasear por su tierra, en donde encontraba el cobijo y descanso que tanto se merecía.

Gracias, Emilio, una vez más, gracias por tu ayuda inconmensurable. Tuve la oportunidad de dártelas reiteradas veces y hoy que me dan esta oportunidad quiero renovarlas mientras intento perfilar el reconocimiento de una persona con múltiples valores que podrían formar parte de un tratado entero y que son motivo de un agradecimiento y reconocimiento imborrables de muchos compañeros.

 

Y qué tal si nos sentamos

un día de “orbayu” y viento

en tu ansiada Asturias

en la playa del silencio.

Tú, americana de pana. 

Yo, preguntando atento:

¿sabes por qué la marea,

la tierra, el sol, la luna, el tiempo

transcurren rápido, sin asirlos,

y escapan entre los dedos? 

Tal vez lo sepas tú,

doctor del trabajo,

médico en el silencio.

 

A Emilio y a su compañera Carmen

Vuestro amigo Fernando Álvarez-Blázquez

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Publicado

25-02-2022

Cómo citar

1.
Álvarez-Blázquez Fernández F. A Emilio Jardón Dato. Med Segur Trab [Internet]. 25 de febrero de 2022 [citado 21 de noviembre de 2024];67(264):166-8. Disponible en: //revista.isciii.es/index.php/MST/article/view/1184

Número

Sección

Editorial