Raquel Boix1, Rocío Amillategui1, Elena V. Martínez1, 2, Susana Villarrubia1, Rosa Cano1, 2.
1 Área de Análisis de datos de Vigilancia Epidemiológica, Centro Nacional de Epidemiología, Instituto de Salud Carlos III.
2 CIBER Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP), Instituto de Salud Carlos III.
El Día Mundial de la Hepatitis se celebra el 28 de julio en honor al nacimiento del Profesor Samuel Blumber que descubrió el virus de la hepatitis B en 1965 y desarrolló la primera vacuna contra el virus. Blumber obtuvo el premio Nobel de Medicina en 1976. Hace ya más de medio siglo1 de este gran descubrimiento y los avances en el control de la enfermedad han sido notables, sin embargo todavía queda mucho por hacer.
Las cifras que se manejan a nivel global son abrumadoras, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un tercio de la población mundial está infectada con el VHB, y más de 350 millones sufren infección crónica2. Aproximadamente el 15-40% de los pacientes infectados desarrollará cirrosis, insuficiencia hepática o carcinoma hepatocelular. Se estima que se producen 600.000 muertes cada año debidas al VHB, principalmente debido a las consecuencias de la hepatitis crónica, como cirrosis y cáncer de hígado. La máxima prevalencia de la hepatitis B en el mundo se registra en el África Subsahariana y Asia Oriental. En esas regiones entre el 5 y el 10% de la población adulta está infectada de forma crónica. También hay tasas elevadas de infección crónica en la Cuenca del Amazonas y en el Sur de Europa Oriental y Central. Se calcula que entre un 2 y un 5% de la población de Oriente Medio y el Subcontinente Indio padece infección crónica. En Europa Occidental y América del Norte la infección crónica afecta a menos del 1% de la población.
En Europa3, se estima que alrededor de 4,5 millones de personas están infectadas por el virus de la hepatitis B y la mayoría de ellas desconoce su situación. En 2013, se notificaron al ECDC 19.101 casos de infección por el virus de la hepatitis B en 28 Estados, con una tasa bruta de 4,4 por cada 100.000 habitantes. De ellos, 2.896 (15,2%) fueron clasificados como infección aguda y 13.629 (71,4%) como crónica. El grupo de edad más afectado por las infecciones agudas y crónicas fue el grupo de 25-34 años de edad, que representan el 34,5% de los casos; la razón hombre/mujer fue de 1,5. Entre los casos con información completa (21,3%), la transmisión heterosexual (30,5%), la transmisión nosocomial (18,9%), el uso de drogas inyectables (13,2%) y la transmisión entre hombres que tienen sexo con hombres (9,4%) fueron notificados con mayor frecuencia para las infecciones agudas. La transmisión de madre a hijo fue la ruta más común (43,5%) en los casos crónicos.
En España, en 1995 se incluyó la hepatitis B entre las Enfermedades de Declaración Obligatoria4. La notificación se inició en 1997 con la declaración agregada semanal de casos de hepatitis aguda por las Comunidades Autónomas (CCAA). En el año 2005 se añadió la declaración individualizada (variables demográficas, clínicas y de vacunación) que se enviaba anualmente al Centro Nacional de Epidemiología. A partir de 2014 la declaración de los casos se debe realizar de forma individualizada con periodicidad semanal y se amplía la encuesta epidemiológica con variables de exposición y riesgo de infección. Cambia la definición de caso desapareciendo el caso sospechoso y notificándose el caso probable y confirmado.
En 2015 se han declarado a la Red nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) 690 casos en la declaración agregada, lo que corresponde con una tasa bruta de incidencia de 1,48 casos/100.000 habitantes.
Figura 1. Vigilancia de hepatitis B. España, 2005-2015
Tasas brutas de incidencia (Casos por 100.000 h.)
Fuente: Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDO)
La tendencia de la tasa de notificación de casos es descendente, con un Porcentaje de Cambio Anual de -5,07% estadísticamente significativo, en gran parte debido al impacto de los programas de vacunación.
La vacuna frente a la hepatitis B forma parte del calendario común de vacunación infantil, a partir del año 1996 se recomienda la vacunación en la infancia, que quedó incorporada en todas las CCAA a partir del año 2004 y alcanza una cobertura vacunal superior al 95%5 en España. De hecho, la menor incidencia se da en niños, según los datos notificados a RENAVE6 en los últimos 10 años ha habido 15 casos en menores de 1 año, 7 de ellos importados. Según datos de la encuesta de seroprevalencia llevada a cabo recientemente en la Comunidad de Madrid7 se ha cuantificado que el riesgo de infección por el virus de la hepatitis B es 2,36 veces mayor en la población procedente de otros países que en la población autóctona.
En 2014, la 67ª Asamblea Mundial de la Salud de la OMS reafirmó la resolución sobre la prevención de la hepatitis viral, destacando la necesidad de obtener información epidemiológica a nivel nacional, actualizar las estimaciones de la carga de enfermedad atribuible a la infección por los virus de las hepatitis, y adoptar las medidas de prevención y control necesarias. Para ello, se promovió la realización de un estudio8 destinado a conocer la prevalencia mundial de hepatitis crónica. Se trata de una revisión sistemática y un pool análisis de los datos de prevalencia de infección crónica por virus de hepatitis publicados en bases de datos biomédicas en el periodo 1965-2013. En el caso de la hepatitis b, según los resultados de este estudio, la prevalencia estimada para España es de 0,34% (0,32-0,37) lo que supondría una población de 158.287 personas con infección crónica por VHB. La prevalencia de hepatitis B crónica para la región europea de la OMS en conjunto se ha estimado en 2,06% (2,06-2,06), siendo más elevada en países de Europa del Este y Asia Central. A nivel global la mayor endemicidad se encontró en la región africana con una prevalencia de 8,83% (8,82-8,83).
En la 69ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada en Ginebra el pasado 28 de mayo, la OMS ha adoptado la primera Estrategia Mundial del Sector de la Salud contra las Hepatitis Víricas para 2016-20219. Sus objetivos están alineados con los establecidos en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La Estrategia describe las acciones que deben adoptar los países y la Secretaría de la OMS. Tiene como objetivo acelerar e intensificar la respuesta del Sector de la Salud para seguir avanzando hacia el fin de la epidemia. Las acciones prioritarias se organizan en cinco líneas estratégicas, siendo la primera la Información para la acción, es decir, el desarrollo del sistemas de información para conocer la epidemia y focalizar la respuesta.
1. Suk-Fong Lok A. Hepatitis B: 50 years after the discovery of Australia antigen. Journal of Viral Hepatitis, 2016, 23, 5–14.
2. http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs204/es/
3. European Centre for Disease Prevention and Control. Hepatitis B surveillance in Europe-2013. Stockholm: ECDC; 2015.
5. http://www.msssi.gob.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/vacunaciones/coberturas.htm
6. Ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones. Revisión del Calendario de Vacunación. Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, 2016.
7. Echevarría, J.M., Ortiz, M., del Amo, J., Moreno, S., IV Encuesta de serovigilancia de la Comunidad de Madrid. Consejería de Sanidad. Dirección General de Atención Primaria. Documento Técnico de Salud Pública xxx, Madrid 2015.
8. Schweitzer, A., Horn, J., Mikolajczyk, R.T., Krause, G., Ott, J.J. Estimations of worldwide prevalence of chronic hepatitis B virus infection: a systematic review of data published between 1965 and 2013. Lancet 2015; 386: 1546–55.
9. http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/246177/1/WHO-HIV-2016.06-eng.pdf?ua=1